Siete personas residentes en Juana Díaz murieron a causa de la enfermedad COVID-19 el pasado mes de enero, en medio del mayor repunte de casos de coronavirus que ha experimentado Puerto Rico desde el inicio de la pandemia.
Estos decesos representan el 23% (siete de 30) del total de las muertes reportadas entre residentes de este municipio en los casi dos años que hemos convivido con el virus.
De los siete, solo una era mujer. Dos tenían las tres dosis de la vacuna contra el COVID-19 y otros dos no estaban vacunados, indicó la epidemióloga municipal, Mary Carmen Correa, en entrevista con Voces del Sur. Todos eran adultos mayores.
A continuación, sus edades y estado de vacunación:
- Hombre de 62 años – tres dosis
- Hombre de 69 años – no vacunado
- Hombre de 71 años – no vacunado
- Hombre de 83 años – dos dosis
- Mujer de 86 años – tres dosis
- Hombre de 87 años – una dosis
- Hombre de 93 años – dos dosis
Mes mortal
Las muertes ocurrieron el 6, 11, 15, 18, 22, 23 y 29 de enero. Desde entonces no se han registrado más decesos por COVID-19 entre residentes de Juana Díaz.
Estas muertes se derivan de la ola de casos provocada por la variante Ómicron, que llegó a Puerto Rico a finales de noviembre de 2021.
Correa destacó que la variante Delta, que causó un alza de casos en el verano pasado, provocó cuatro muertes, la última el 11 de julio. Luego se reportó otro deceso por COVID-19 el 20 de noviembre, cuando la epidemia estaba controlada, y no hubo más ninguno hasta el 6 de enero de este año.
Hospitalizaciones cortas
“Todas estas personas estuvieron hospitalizadas por diferentes razones y algunas tenían condiciones preexistentes”, puntualizó Correa.
La epidemióloga también resaltó el hecho de que esas hospitalizaciones fueron cortas, lo que sugiere que las personas no llegaron a tiempo a buscar ayuda médica porque pudieron haber minimizado la seriedad de los síntomas al confundirlos con alergia y congestión nasal.
“Estas muertes yo las lamento mucho porque las personas tuvieron síntomas, pero cuando llegaron al hospital estaban en un estado muy comprometido”, manifestó.
Trabajo al límite
El repunte de coronavirus de invierno llevó al límite los trabajos del centro de rastreo municipal, situación que se replicó a nivel isla.
“En Juana Díaz empezamos a ver el pico [de casos] después del 13 de diciembre. Llegué a tener más de 100 viajeros, que venían de epicentros de la pandemia”, señaló.
Muchos contagios se dieron en el seno familiar en el periodo de las fiestas navideñas y de fin de año. Para lidiar con el rastreo, el equipo completo tuvo que dedicarse a llamar a las personas con resultado positivo para intentar cortar las cadenas de contagio.
“Esto estableció un precedente porque fue un momento de tensión. Pero si no los llamábamos, muchas personas nos llamaban para reportar los casos y a las personas que se hicieron pruebas caseras también las orientábamos”, indicó.
Mientras tanto, el ayuntamiento se mantuvo haciendo pruebas de cernimiento, vacunando y educando a la comunidad y a los comerciantes.
“Estábamos preocupados porque seguían llegando los casos, pero nos mantuvimos educando y reforzando las medidas de prevención. Ahora seguimos con la distribución de pruebas caseras y tenemos otras campañas educativas”, anticipó.