El investigador puertorriqueño Christian Navarro Torres, de 33 años, requiere donaciones monetarias para costear el tratamiento contra una rara condición llamada Chronic Inflammatory Response Syndrome (CIRS), que mantiene su cuerpo en un estado de inflamación generalizada y ha afectado sus sistemas nervioso, digestivo y cardiovascular.
Navarro Torres se crio entre San Juan y Lajas, donde vive una parte de su familia, se graduó de filosofía en la Universidad de Puerto Rico y luego comenzó una destacada carrera académica en Estados Unidos.
Completó una maestría en psicología cognitiva en la Universidad Estatal de Pensilvania, un doctorado en ciencia del lenguaje en la Universidad de California en Irvine y este mes comenzó a trabajar como investigador postdoctoral en el Departamento de Psicología de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey.
Completar su doctorado y cumplir su sueño de convertirse en investigador en psicología cognitiva fue una cuesta empinada, pues a principios de 2019 comenzó a experimentar síntomas que alteraron su diario vivir.
Al principio, tuvo síntomas de reflujo y otros problemas intestinales frecuentes e intensos, hasta que su sistema digestivo colapsó con manifestaciones del síndrome de intestino irritable. Esto le impidió comer y tomar agua con normalidad por un periodo de dos meses.
Posteriormente, le diagnosticaron insuficiencia pancreática, pero no por pancreatitis, sino por otra causa desconocida.
“Comencé un tratamiento de enzimas digestivas y eso me ayudó en el momento. Pensé que había dado con el problema y ese año [2019] lo pasé como normal”, señaló Navarro Torres en entrevista con Voces del Sur.
Navarro Torres experimentó los terremotos del Sur de Puerto Rico a principios de 2020 y luego regresó a California para continuar sus estudios. En marzo, cuando se decretó la pandemia por coronavirus, su salud se deterioró severamente.
“Empecé a desarrollar una serie de síntomas bien extraños, en particular lo que yo percibía como pérdida de sabor y olfato. Incluso pensaba que era COVID y me empecé a hacer pruebas semanales, pero salían negativas. Los médicos me dijeron que lo que sea que tuviera no cuadraba con el panorama típico de COVID de entonces”, recordó.
Navarro Torres tuvo nuevamente problemas gastrointestinales, intolerancia a las comidas, reacciones alérgicas severas, ataques de pánico y palpitaciones que se extendieron hasta el otoño del año pasado. Su situación médica le obligó a tomar una pausa de dos meses del doctorado. En el 2020, bajó de 148 a 100 libras de peso.
Llegó el diagnóstico
Este año, le diagnosticaron infección hongal en el intestino y recibió tratamiento. Eso permitió llegar al diagnóstico de CIRS y, aunque mejoró, otras cosas se salieron de control.
“El descubrimiento de la condición fue un accidente. Hicimos un tratamiento de detoxificación para eliminar toxinas en el cuerpo. Resulta ser que eso es parte del protocolo de CIRS y ahí fue que yo empecé a notar unas mejorías que nunca había tenido en mi vida, cognitivas y fisiológicas, pero lamentablemente empezaron a surgir otros problemas. El cuerpo se desestabilizó y tuvimos que parar el tratamiento”, explicó el investigador, que desarrolló síntomas de diabetes y anemia severa.
El CIRS se activa por predisposición genética.
“CIRS es una respuesta inflamatoria que el cuerpo empieza a generar de manera automática. El sistema inmunológico está enviando señales de inflamación a nivel celular y crea daño porque el cuerpo tiene un fallo genético. Yo tengo una mutación genética que, según estudios, del 20 a 22% de la población de Estados Unidos la tiene. Y resulta que estas personas no tienen la habilidad de eliminar ciertas toxinas que, por lo general, nuestro hígado elimina de manera natural. Estas toxinas son particulares a hongo y moho, que están en todas partes. En estos pacientes, el cuerpo no puede eliminar estas toxinas, así que se van acumulando, van causando inflamación y con el tiempo esta condición se puede activar y cuando eso ocurre el cuerpo va a tener inflamación de muchas formas, como inflamación neurocognitiva, en el sistema digestivo y cardiovascular”, detalló.

Desde el verano de este año se reconoce como paciente de CIRS y comenzó a buscar tratamiento. A pesar de esta desestabilización de salud, terminó de escribir la tesis.
“Fue increíblemente difícil. De hecho, yo estaba convencido que no iba a poder terminar el doctorado”, admitió.
Como ya tenía la oferta de trabajo en Princeton, se mudó a Nueva Jersey en octubre, defendió su tesis doctoral en noviembre de manera virtual y el 15 de diciembre se inició como investigador postdoctoral.
Luego de consultar varios médicos, se decidió por la Dra. Bianca Chiara, con quien tendrá su cita inicial el 30 de diciembre para encaminar el tratamiento, que podría extenderse un año. El estimado de gastos relacionados al tratamiento ronda los $90 mil.
“Es un protocolo bien complejo porque hay que ir en orden cronológico para ir poco a poco apagando la respuesta inflamatoria del cuerpo”, señaló.
El proceso conlleva intervención clínica, cumplir con una dieta específica y garantizar un espacio físico libre de las toxinas que activan la respuesta inflamatoria.
Debería investigarse localmente
Aparte de recaudar fondos para poderse tratar, el puertorriqueño está interesado en educar sobre su condición y provocar interés en que se estudie localmente.
“Está la situación de la campaña por una situación médica inminente, pero quiero aprovechar este espacio para crear conciencia de esta condición que realmente no se conoce. Ciertamente, en Puerto Rico no conozco a nadie, a nivel médico ni personal, que tenga esta condición. No creo que haya estudios de esta condición en el contexto de Puerto Rico y me sospecho que debe haber una población relativamente grande… de personas que estén predispuestas a desarrollar esta condición porque tiene un origen genético”, manifestó.
“Puerto Rico es una isla tropical en donde las esporas de hongos, con el polvo del Sahara, los huracanes y los aires fríos combinados con la humedad, básicamente es el sitio ideal para que el hongo y el moho prolifere. Sabemos que en Puerto Rico hay muchos problemas respiratorios y no sabemos qué por ciento de esa población viene a raíz de esto, y tampoco sabemos cuántas de las personas con problemas como diabetes y cardiovasculares realmente tienen esta predisposición genética. Me parece que es inminente crear conciencia y que las instituciones médicas y agencias del gobierno, eventualmente, tomen nota de esto porque es algo bien serio”, añadió.
Si desea ayudar a Navarro Torres, puede donar a través de esta cuenta en GoFundMe o mediante ATH móvil al 939-652-1367.