Un día como hoy hace dos años, la universitaria y teatrera sangermeña Valerie Ann Almodóvar Ojeda desapareció. Según la Policía de Puerto Rico y el Ministerio Público, ese mismo día fue asesinada a puñaladas en una residencia de Ponce.
Su cadáver fue encontrado la mañana siguiente, el 18 de diciembre de 2018, a un costado de la carretera 518 en el barrio Garzas de Adjuntas, envuelto en bolsas plásticas.
Desde entonces, su familia, amistades, compañeras artistas y otras mujeres de la isla han catalogado este caso como un crimen por violencia de género y han reclamado que se le haga justicia. Al momento, ninguna persona ha resultado convicta por su asesinato.
El único acusado por el asesinato, el grafitero ponceño Juan Luis Cornier Torres (Manwe Uno), todavía no ha tenido juicio en su fondo a un año y 11 meses de que se le presentaran cargos. Esta semana, el desfile de prueba se aplazó para el 23 de febrero, con fechas de continuación en abril y mayo de 2021.
Las dos personas que, según la Fiscalía, actuaron como sus compinches para disponer del cadáver, Loreinne Bonet Torres y Carlos Pacheco Santiago, se declararon culpables en febrero de este año -de dos cargos de encubrimiento y destrucción de pruebas, y de un cargo de encubrimiento, respectivamente- en un acuerdo con la Fiscalía que conlleva que testifiquen contra Cornier Torres.
Ambos están en espera de que la Oficina de Oficiales Probatorios rinda su informe para ser sentenciados. Esto podría ocurrir antes de que inicie el juicio contra el muralista, indicó hoy a Voces del Sur la fiscal de distrito de Ponce, Marjorie Gierbolini.

Habla su hermana
Valerie Ann tenía 23 años de edad. Era músico, chef, bailarina, actriz, productora teatral y estudiante de comunicaciones del recinto de Mayagüez de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
Le apasionaban las artes. Sus últimas fotografías son del día antes de desaparecer, cuando acudió al Museo de Arte de Ponce a ver la obra de títeres “El imaginario de los Zangolotinos” con Deborah Hunt y tomar talleres de máscaras.

Su hermana, Deddie Almodóvar Ojeda, también es artista y ha puesto su talento en función de la denuncia. Durante estos dos años, se ha dedicado a aprender más sobre feminicidios y violencia de género, para a su vez poder educar sobre el tema a través del arte, la poesía, el performance y conversatorios.
“Me he enfrentado cara a cara con personas que han sufrido violencia y me cuentan sus historias y me he visto escuchando más, me he visto empatizando, ayudando, haciendo arte donde también se les brinden herramientas a las personas que sufren violencia de género. He tenido la oportunidad de colaborar con artistas y artistes en el país que sienten el mismo malestar. Siento que esto abrió puertas a que el mundo se siga haciendo eco del problema y no se quede en el olvido”, detalló en entrevista con Voces del Sur.
No obstante, toda esa actividad, creación y activismo contrasta con como se siente respecto a la ausencia de su hermana.
“En cuanto a su ausencia, no sé, siento que hay mucho silencio. Solo siento silencio”, afirmó.
A Deddie le tomó por sorpresa el más reciente de los múltiples aplazamientos del juicio contra Cornier Torres -motivados por planteamientos de derecho de su defensa y, más recientemente, por la pandemia de coronavirus- y lo catalogó como “una falta de respeto”.
“Estoy harta, estoy harta de que sigan aplazando la voz de estas personas muertas. Porque no solamente es el caso de Valerie, es el de todas las personas a las que no se les ha resuelto su caso”, sostuvo.
El hecho de que todavía no se haya dilucidado qué le ocurrió a Valerie Ann y quiénes estuvieron involucrados es una carga difícil de llevar.
“Yo lo que siento es la pesadez de todas las mujeres asesinadas que no le han hecho justicia. Siento que nos entierran vivas a nosotras las que tenemos que escuchar cuántas más han matado. Eso es lo que siento, que nos quieren meter miedo, pero ¿saben qué?, yo no tengo miedo. Nosotras no tenemos miedo”, aseveró.
Si bien es cierto que el arte le ha ayudado a canalizar sus emociones y educar, también reconoce que no debería ser el único mecanismo para atender la violencia de género pues el gobierno tiene que hacer su parte.
“Yo no tengo que estar componiendo todo el tiempo canciones, escribiendo y haciendo dibujos sobre esto. Se supone que esto sea un tema grande, que el gobierno tome acción. Los artistas somos políticos, pero nos cansamos también porque no nos hacen caso”, planteó.
Ahora bien, más allá de las frustraciones, su decisión es no quitarse.
“En verdad, a pesar de que duela, seguimos resistiendo”, expresó.
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