Pedro A. Menéndez Sanabria
Voces del Sur
Un grupo de estudiantes del recinto de Ponce de la Universidad Interamericana de Puerto Rico (UIPR) y la Academia Ponce Interamericana (API) obtuvo hoy el primer lugar en una competencia de diseño de drones celebrada en la ciudad de El Paso, en el estado de Texas.
Los alumnos sureños desarrollaron un dispositivo volador no tripulado, al cual bautizaron como el Coquí Bio-Drone, empleando resina de almácigo, látex de mapén y otros elementos de la flora puertorriqueña.
El grupo está compuesto por el estudiante de API Gian Carlo Ortiz Crescioni, y los universitarios Cecilio Torres, Wilfredo Betances, Lisa Aponte Reyes y David Sánchez.
La aeronave ponceña fue una de 11 que estuvo bajo la evaluación de expertos por los pasados dos días en la competencia, celebrada en el Sun Bowl Stadium, y en la que también se tomaron factores como la habilidad de los estudiantes para describir el diseño del aparato, el desempeño de la aeronave durante la presentación y su propuesta de cómo el ejército puede utilizar el bio-drone de manera comercial.
Entre las otras instituciones que fueron seleccionadas como finalistas figuraron la Universidad de Illinois, Tuskegee University, Grambling State University, North Carolina A&T State University y el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico.
El colectivo recibió un cheque por $5,000 por parte de los organizadores del evento durante la premiación y una medalla a la excelencia.
El desarrollo del dispositivo volador no tripulado se gestó gracias a una subvención por parte del Ejército de Estados Unidos, el cual seleccionó al grupo de alumnos sureños entre cientos de propuestas de otras universidades estadounidense que aceptaron el reto de crear una aeronave con piezas con base biológica y eliminar manojos de cables de maneras creativas.
“El ‘Army’ nos hizo un reto: ‘yo quiero que ustedes hagan uso de una bacteria que nos va a dar celulosa para ver qué pueden hacer con ella”, explicó el doctor José Ramírez Domenech, profesor del recinto ponceño y quien forma parte del grupo de académicos que sirvió de mentores a los alumnos, en entrevista previa con Voces del Sur.
El grupo de educadores también incluye a la doctora Merlis Álvarez-Berríos, de la UIPR, y el profesor Samuel Cardeña, de API.
Como parte del desarrollo del Coquí Bio-Drone, el grupo construyó un marco en madera con la capacidad de sostener la potencia de las propelas a su máxima velocidad sin colapsar e incluyó cables biodegradables, de un material descrito como bio-plástico, para los motores.
Asimismo, añadieron celulosa, que es un material que se obtiene de la bacteria y que cuenta con propiedades de aislador.
En el proceso también emplearon látex que colectaron del árbol de mapén, que cual sirvió de adhesivo para pegar las piezas y hojas obtenidas de plantas del recinto ponceño y en su exterior tiene una resina que provee una capa hidrofóbica para mantener fuera la humedad.
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Publicado: 24 de abril de 2019