Pedro A. Menéndez Sanabria
Voces del Sur
Desde un pequeño vagón instalado al lado de una cancha, una trabajadora social ha sembrado por los pasados años la semilla de la autogestión en los residentes del sector La Moca en el municipio de Peñuelas como parte de la labor que realiza el colectivo Acción Social de Puerto Rico.
Esa semilla ha germinado en esfuerzos individuales de personas que han alcanzado su cuarto año y luego pasaron a la universidad, y han dado paso a esfuerzos colectivos por el mejoramiento de la comunidad peñolana que incluyen el embellecimiento de espacios públicos y la creación de un huerto.
La yaucana Cyd Marie Llaurador Lora ha sido la gestora de este gran proyecto que tiene como meta que la comunidad logre la autogestión y sus residentes rompan con el ciclo de dependencia de ayudas gubernamentales por medio del trabajo colaborativo, el sentido de pertenencia comunitaria y la educación.
“El trabajo social no es una profesión que me va a hacer millonaria, pero yo siempre digo que no es el dinero que ganes lo importante sino la huella que dejas lo que al final del día cuenta. Poder tener un impacto positivo en las vidas de personas, ayudarlos a alcanzar sus metas y cambiar sus rumbos, eso no tiene precio. Me siento orgullosa y feliz de ejercer esta labor directamente con la comunidad”, indicó a Voces del Sur Llaurador Lora.
Problemas recurrentes
Desde 2010, la sureña ha formado parte del grupo Acción Social de Puerto Rico, que por más de 30 años ha ofrecido diversos servicios a comunidades de todas partes de la isla, entre los cuales figuran amas de llaves para personas de escasos recursos que cuidan de familiares que se encuentran encamados, cursos de agricultura y tutorías a menores.
“Antes de llegar a una comunidad trabajamos un estudio de necesidades. Vamos casa por casa haciendo entrevistas. Esto puede tomar unas semanas en lo que podemos dar con la mayoría de los residentes. La meta primordial es lograr que la comunidad sea autosuficiente teniendo como pieza angular la educación”, explicó la trabajadora social.
Los problemas que Llaurador Lora encontró en La Moca se repiten en muchas de las comunidades donde habitan ciudadanos con escasos recursos en Puerto Rico. El desempleo, la deserción escolar y la pobreza son factores que se observan en cada intervención, aseguró la trabajadora cuya región abarca pueblos del Sur y centro del país como Arroyo, Salinas, Santa Isabel, Orocovis, Adjuntas, Aibonito, Yauco y Guayama.
“En pleno siglo 21 todavía tenemos personas que no saben ni leer ni escribir y es común toparte con personas que no tienen suficiente dinero para pagar sus necesidades básicas de luz, agua y alimentos. Hemos tenido casos de familias que no pueden comprarle ropa a sus hijos para el ‘back to school’”, resaltó.
Trabajo colectivo
La labor no ha sido fácil, sostiene la trabajadora social comunitaria, pero a lo largo del camino ha encontrado aliados tanto en la empresa privada como en el municipio de Peñuelas, quienes asegura han apoyado sus esfuerzos desde el principio. Entre los programas que Llaurador Lora ha logrado establecer con éxito en La Moca figuran el ofrecimiento de equipo médico como camas de posiciones, sillas de ruedas, pañales y zapatos ortopédicos a personas con necesidades de urgencia. También ofrece tutorías a un grupo de cerca de 20 menores entre las edades de seis a 14 años que se encuentran rezagados en las materias de español, inglés y matemáticas.
“Un tiempo atrás tuve un grupo de residentes que se interesó por la agricultura y me los llevé para San Sebastián donde la organización tiene un programa de agricultura, tanto tradicional como moderna. Ellos aplicaron lo aprendido y crearon un huerto comunitario al lado de la cancha y ahora están desarrollando un proyecto de hidropónico”, agregó.
De hecho, el huerto hidropónico se encuentra próximo a comenzar a operar una vez se instale la electricidad, indicó Llaurador Lora.
Otro factor que ha facilitado el trabajo de la yaucana son los líderes comunitarios, quienes se dan a la tarea de correr la voz sobre las propuestas y servicios de Acción Social e incluso se mantienen vigilantes del vagón desde donde se ofrecen los mismos.
“Uno de los puntos más importantes de este tipo de iniciativa es que hay que fomentar el sentido de pertenencia. De esta manera, los residentes comienzan a velar por su entorno y el de su vecino y poco a poco se crea un frente común en beneficio del espacio. Un sentido de pertenencia fuerte es un arma potente en contra de la criminalidad y el narcotráfico ya que los integrantes van a defender las canchas y parques para que sean usadas para deportes y no como puntos de venta”, mencionó.
Historias de éxito
A medida que se lleva a cabo cada iniciativa, Llaurador Lora mantiene un récord para medir los resultados de cada esfuerzo. Muchos de los participantes permanecen en contacto, como Luis Cruz Rivera, un joven de 23 años quien, tras obtener su diploma de cuarto año a través del Programa de educación básica para adultos, ahora cursa estudios en miras a convertirse en chef.
“El programa me funcionó como apoyo para poder superarme. Gracias al programa estoy estudiando lo que quiero”, manifestó Cruz Rivera, quien se desvió de la caminata hacia su hogar para visitar y saludar a su mentora.
El estudiante indicó a Voces del Sur que una de sus metas es establecer su propio restaurante en su natal Peñuelas.
De acuerdo a la integrante de Acción Social, esta “historia de éxito” se repite a menudo entre las personas que se benefician de este tipo de programa, como una mujer de cerca de 60 años que también logró su cuarto año recientemente y se graduó de un curso de repostería.
“En los momentos de crisis económica e incertidumbre que atraviesa la isla, este tipo de iniciativa es importante para mantener el país a flote y lograr que las personas puedan reinventarse y aprendan a valerse por ellas mismas en caso de que pierdan ayudas económicas”, concluyó Llaurador Lora.
Publicado: 31 de enero de 2017