Pedro A. Menéndez Sanabria
Voces del Sur
Por más de veinte años, la educadora ponceña Rosalina Alvarado Rodríguez ha dedicado su vida a forjar jóvenes dispuestos a resolver problemas que afectan a sus comunidades y desarrollar iniciativas para mejorar la calidad de vida en sus entornos empleando una poderosa herramienta: el conocimiento.
Fiel creyente de que la labor de un maestro va más allá de simplemente impartir un curso u ofrecer un examen, la profesora ha diseñado a lo largo de su carrera un sinnúmero de talleres y ejercicios con el fin de aplicar el conocimiento de materias relacionadas como astronomía y ciencias ambientales de maneras creativas.
La maestra, que actualmente labora en la Escuela Vocacional Bernardino Cordero Bernard en Ponce, indicó a Voces del Sur que siempre ha tratado de “llevar actividades que enriquecen el currículo” e integrar a los padres en el proceso educativo. “Tenemos que evitar que el estudiante se convierta meramente en un receptor, llegando todos los días a sentarse automáticamente a una silla solamente para recibir información,” esbozó.
Con cada año que transcurre, la instructora se las ingenia para presentar nuevas propuestas a sus grupos, en las que siempre ha tratado de involucrar a los padres de los alumnos de una u otra manera ya que “una vez ellos (los progenitores) ven de qué se trata el proyecto, se convierten en los mejores colaboradores”, aseguró.
“Se trata de organizar actividades en torno a un fin común de acuerdo a los intereses de los estudiantes y el curso. Por ejemplo, hubo un año que parte del proyecto consistió en desarrollar juegos relacionados a los recursos de la isla y un grupo trabajó un juego de mesa sobre los bosques de Puerto Rico”, relató la maestra, quien destacó el hecho de que ese pasatiempo ha servido para transmitir el conocimiento a niños de la escuela elemental Julia Cordero Negrón de Ponce.
“Hay que apoderarlos (a los alumnos), educarlos. Una vez tengan el conocimiento, tienen el poder de impactar a otros. No tenemos que buscar héroes ficticios porque en nuestra comunidad hay héroes. ¿Quiénes son? Tú y yo. El objetivo principal es que los estudiantes se conviertan en los propios protagonistas de su enseñanza”, resaltó la educadora.
Formas alternas de enseñanza
Otra de las iniciativas desarrollada por la maestra es el Proyecto Ambiental Nuestros Amigos de la Superior, conocido también como PANAS. Este les presentó a los jóvenes una serie de retos, como ayudar en su proceso educativo a los estudiantes de la Julia Cordero, un plantel con un medioambiente deteriorado y una baja tasa de rendimiento académico.
“Este ejercicio motivó a los estudiantes a educarse para transmitir el mensaje. Ellos buscaron más información sobre los temas para así poder contestar las preguntas de los más pequeños”, abundó la maestra, al precisar que el grupo de alumnos de la vocacional trabajó con estudiantes de varios niveles incluyendo kindergarten, cuarto y quinto grado.
De acuerdo a Alvarado Rodríguez, la enseñanza entre pares es más acelerada debido a que los jóvenes son más receptivos a escuchar a individuos similares a ellos, lo que ayuda a mejorar el aprendizaje.
Enseñando más allá del salón de clase
Como parte de la iniciativa, los alumnos se han dado a la tarea de remozar el plantel elemental, para lo cual han tenido la ayuda de varias organizaciones universitarias.
De manera similar, han identificado una serie de problemas ambientales en sus comunidades, entre los cuales figuran vertederos clandestinos, aguas residuales, espacios donde personas abandonan animales, entre otros. El segundo paso es elaborar procesos para denunciar lo que ocurre y lograr que las autoridades pertinentes tomen cartas en el asunto o identificar otra manera de canalizar una solución.
“El componente social de los programas escolares es bien importante. Ahora mismo a los estudiantes se les obliga a tener 20 horas de contacto verde, pero la realidad es que, si uno logra enamorarlos de esto, de tomar la iniciativa y defender sus comunidades, no tienes que obligarlos porque ya les nace hacer algo por el ambiente, como reciclar o ir a la escuela de la comunidad y preguntar ¿en qué puedo ayudar?”, manifestó.
Otros proyectos previos trabajados en el salón de esta educadora ponceña incluyen organizar noches de astronomía en La Guancha en Ponce, con la colaboración de la Sociedad de Astronomía del Caribe, donde los participantes tuvieron que preparar exhibiciones; así como el diseño de camisas como parte de una propuesta relacionada a aves urbanas que tuvo el apoyo de la Universidad de Cornell.
El salón de Alvarado Rodríguez en el segundo piso de la Escuela Vocacional Bernardino Cordero Bernard en Ponce luce como un museo, donde entre microscopios, circuitos, mapas, tablas periódicas y planos estelares, se encuentran recuerdos de varios de estas iniciativas.
En el aula también brillan múltiples galardones como una bandera verde entregada por la administración municipal de la Ciudad Señorial por trabajos realizados por la profesora y sus pupilos a favor de la protección del ambiente y varias placas. El más reciente de estos premios, una mención honorífica como parte del Premio Presidencial a la Innovación de Educadores Ambientales (PIAEE), otorgado por la Agencia federal para Protección Ambiental (EPA, en inglés) y el Consejo de Calidad Ambiental de la Casa Blanca, pronto se integrará a este elenco. Todos estos reconocimientos corresponden a iniciativas desarrolladas por la instructora sureña a lo largo de su carrera.
“Puerto Rico tiene hambre de héroes. Mira lo que pasó con Mónica (Puig), cuando ganó oro en las Olimpiadas unió al país y lo llenó de entusiasmo. Yo siempre he creído que los héroes están entre nosotros, solo es cuestión de creer en ellos. Por eso yo hago todo lo posible para facultar a mis estudiantes con las herramientas necesarias para convertirse en estas figuras”, explicó a Voces del Sur Alvarado Rodríguez.
Publicado: 12 de septiembre de 2016