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María Luisa Vásquez: dedicada a Puerto Rico y al powerlifting

12 de julio de 2016 - 1:00 am

Motivada por el amor, la atleta guatemalteca empacó sus pertenencias en el 2012 y se aventuró a mudarse al municipio de Peñuelas, donde, junto a su esposo Iván Cancel, ha dedicado su vida al deporte del powerlifting, lo que le ha permitido representar a su tierra adoptiva, Puerto Rico, con gran éxito a nivel internacional.

La deportista, quien hace varias semanas enfrentó a atletas de 10 países para ganar medalla de oro en la Campeonato Mundial de la Federación Internacional de Powerlifting, llegó a estas tierras como una atleta curtida, habiéndose forjado una carrera en su natal Guatemala.

En entrevista con Voces del Sur, destacó que jamás imaginó que competiría ante lo mejor del mundo en esta disciplina, ya que originalmente la buscó como una manera de mantenerse en forma.

“Antes de entrar a este mundo sí jugaba fútbol con mis hermanos y corría, pero no era nada en miras a dedicarme a eso de por vida. Comencé a trabajar en una fábrica y dejé de hacer ejercicios completamente y llegó el punto que decidí entrar al gimnasio ya que me sentía gorda y fuera de forma”, relató Vásquez.

Fue en el 2006 cuando, luego de varios meses entrenando, un entrenador de powerlifting le propuso comenzar a practicar esa disciplina. En principio Vásquez denegó la oferta.

“Yo entrenaba lo más básico posible. Me gustaba trabajar las piernas, pero la parte de arriba no por el típico pensamiento de que si lo hacía iba a parecer un hombre. En realidad, por ese pensar no hacía muchas cosas. El entrenador siguió insistiendo hasta que un día accedí, pero le advertí que si entendía que no podía me quitaba”, añadió la deportista guatemalteca.

Poco a poco se fue adentrando a un mundo dividido por tres tipos de demostración de fortaleza: sentadillas (“squat”), peso muerto (“deadlift”) y empuje en el banco (“bench press”). En los primeros dos tipos de levantamiento no tuvo problemas, pero en el tercero sí, pues en su primer intento la barra le cayó encima.

No obstante, Vásquez no se quitó. Semanas después participó en un torneo juvenil y vio cómo otra joven lograba con gran técnica alzar cuantiosos pesos. Eso la motivó.

“Si ella puede, yo puedo”, se dijo a sí misma, antes de indicarle a su entrenador que quería vencerla. Un año más tarde, logró su cometido.

“El detalle es que en powerlifting nos concentramos en fuerza, por lo que el entrenamiento es muy distinto al de los fisiculturistas. Mucha gente tiende a confundir ambas disciplinas y la realidad es que son bien diferentes. A nosotros no nos interesa el físico sino la fortaleza”, explicó.

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Enfrentando el machismo

En el camino, fue inevitable enfrentar prejuicios y rechazos ya que se había adentrado en un mundo dominado por el machismo.

“Me tocó trabajar con los que me decían que me iba a poner fea. Otros me desalentaban, decían que esto no era para mí. No faltaban los que repetían los mitos de que me iban a salir hernias o se me iba a salir la matriz. Era mucha negatividad”, aseguró la atleta que incluso tuvo que sobreponerse al rechazo de familiares que no aceptaban que estuviera en este mundo enfocado en promover la fuerza.

Con el tiempo María Luisa fue triunfando competencia tras competencia. A medida que acumuló conquistas, se ganó el favor de sus familiares y silenció a sus detractores.

Apostando todo por el amor

María Luisa Vásquez siguió desarrollándose hasta que su habilidad le mereció el honor de representar a su nación. Fue en un evento internacional que conoció al peñolano Iván Cancel, con quien en principio pensó que no volvería a tener comunicación ya que por error le dio una dirección de correo electrónico equivocada. Sin embargo, el puertorriqueño se las ingenió para conseguir la dirección correcta. De ahí comenzó una relación a distancia que duró cuatro años, antes de que la pareja decidiera dar el salto al matrimonio.

La deportista dejó atrás su trabajo, su familia, sus amistades y su espacio en el equipo nacional de Guatemala, y solo trajo consigo sus pertenencias y una carta de transferencia que le permitía formar parte del equipo de Puerto Rico si lograba clasificar en la Isla.

“Tuve un buen recibimiento. Ya conocía a muchos de los atletas de aquí porque compartíamos cuando nos encontrábamos en eventos internacionales. Además, ellos sabían que Iván y yo teníamos una relación”, indicó.

El calor y la amabilidad de la gente de Peñuelas hizo de la transición un proceso rápido y llevadero que le permitió concentrarse en su pasión: el levantamiento de potencia. Esta acogida hizo que la atleta se esforzara en dar el máximo para representar a su tierra adoptiva, no empece a que la crisis económica por la que atraviesa la Isla ha dejado prácticamente sin fondos a la Federación de Powerlifting local, por lo que para cada evento internacional tiene que costear todos los gastos relacionados a su participación.

De hecho, para obtener los fondos para representar a Puerto Rico en el campeonato global, Vásquez tuvo que organizar ventas de camisas y otras actividades para sufragar los gastos. De igual forma, estructuró el viaje de manera que estuviera el mínimo de tiempo hospedada en Texas, lo que significó que arribó el jueves en la noche y ya a las 6:00 a.m. del otro día estaba en la báscula para el pesaje previo al torneo.

Ahora Vásquez y su esposo enfilan sus miras a la clasificación de los Juegos Mundiales que reunirán a sobre 3,500 deportistas de más de 100 naciones cuando se celebren el próximo año en Polonia. Para esto, tendrá que ganar el campeonato regional, por lo que las arduas horas de entrenamiento continuarán.

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Pedro Menéndez Sanabria
El periodista ponceño Pedro A. Menéndez Sanabria ha trabajado en medios nacionales y regionales en Puerto Rico por más de una década. Fundó vocesdelsurpr.com en el 2015 y actualmente funge como su coeditor. También ha sido profesor en la Universidad Interamericana de Puerto Rico en Ponce.